martes, 20 de marzo de 2018

Amar la tristeza (Reflexión)

Estar enamorado de la tristeza es como seguir queriendo a una persona que ya no está, regocijarse de lo atroz, querer hacerte daño, buscar lecciones aunque te quemen la piel y te dejen un corazón de cenizas.

Saber que lo malo te rodea hace que puedas convivir con ello, aunque vaciles algunos días y creas que la luz de la luna no se vaya a acabar nunca. Lo mejor que te puede pasar es conocer la productividad de estar así.
Hay mucha gente en el mundo que se  piensa que hay más vidas para vivir, o al menos eso parece. No exprimen cada segundo, no saben que hay más allá, de querer a alguien, tener hijos, y una vez al mes tener sexo, si se puede...
En cambio, pensemos que no todo lo bueno tiene que ser bueno, que lo malo también nos puede aportar cosas, y no hablo de la madurez, es obvio que eso te la da. Estoy hablando de sufrimiento, de saber que hacer con ese sufrimiento, como jugar con él, que metros cuadrados darle y preguntarte ¿por qué? 

A lo largo de la historias muchos artistas se han convertido en mitos o leyendas. Reflejando el sufrimiento o la tristeza ya sea en forma de libros, canciones o cuadros. Por eso, y añado ya mi última conclusión, pienso que un posible artista o simplemente amateur del arte, en este caso literario, tiene que salir a la calle a buscar que alguien o algo que te joda la vida, si la tienes perfecta y si no es así piensa como puedes utilizar todo ese sufrimiento o seguirás siendo un simplón que llegará a los 80 años con álbumes de fotos repetidas.

Algunos de los artistas en los que pienso cuando hablo de sufrimiento son:

  • Camille Claudel: al enamorarse de su maestro y ser repudiada por el, hizo esta escultura.



  • José Alfredo Jiménez con su: "La quería más que a su vida y la perdió para siempre, por eso lleva una herida, por eso busca la muerte" o "No tengo trono ni reina, ni nadie que me comprenda, pero sigo siendo el rey" 






  • Ernest Hemingway: Tal vez este escritor norteamericano que gano el premio nobel de literatura en 1954, debía su alcoholismo a haber vivido en carne propia con las dos guerras mundiales y la civil española o tal vez sólo le gustaba el sabor de la bebida. Es autor de la frase: "Escribe borracho, edita sobrio" y escribió "El viejo y el mar" y "Fiesta". Por cierto, se suicido pegándose un tiro.